Los líos de familia del plátano de sombra

La verdad es que no habéis visto nunca un plátano en estado silvestre en ningún sitio porque este árbol no existe en la naturaleza: se trata de un híbrido artificial entre dos especies que jamás se habrían podido cruzar debido a su procedencia dispar. Uno de los progenitores es el ya mencionado Platanus orientalis, magnífico árbol oriundo de Grecia y Asia Menor; el otro es Platanus occidentalis, un gran árbol de bosque proveniente del este de los Estados Unidos. Así que, rigurosamente hablando, no se trata de una especie como serían el melojo o el castaño. El plátano de sombra se origina cada vez que los dos Platanus mencionados se hibridan, y aunque las semillas de este híbrido son perfectamente viables, la apariencia de la segunda generación es muy variable y, como en el caso de las familias de muchos de nosotros, los retoños se parecen más a los abuelos que a los propios padres. No se trata, por ello, de una especie híbrida con morfología estable (2).

El origen híbrido de Platanus x hispanica es fácil de constatar, ya que es un ejemplo de libro de herencia mendeliana. Los ejemplares de la primera generación híbrida son homogéneos (primera ley de Mendel) y presentan características morfológicas intermedias entre P. occidentalis y P. orientalis. Por otra parte, la descendencia de estos árboles es morfológicamente heterogénea cumpliendo así la segunda ley de Mendel (segregación de caracteres en la segunda generación híbrida). Además, un interesante estudio genético (4) reciente ha demostrado definitivamente que todos los plátanos de sombra son híbridos, con mayor o menor grado de introgresión hacia uno de los parentales (o sea, que los híbridos se han cruzado alguna vez con una de las especies progenitoras).

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